Sentir frío con más frecuencia o intensidad que las personas a tu alrededor puede ser una señal de que algo en tu organismo no está funcionando de forma óptima. Aunque es normal sentir frío en determinadas circunstancias, como en invierno o en ambientes con aire acondicionado, cuando este síntoma es constante y fuera de lo común, puede estar relacionado con una deficiencia de vitaminas. En este artículo, vamos a profundizar en las posibles causas de esa sensación constante de frío, y en especial, qué vitaminas pueden estar involucradas.

¿Por qué algunas personas sienten más frío que otras?

La sensación de frío puede depender de varios factores, como el metabolismo, la masa corporal, el nivel de actividad física, la dieta y hasta el género. Sin embargo, si la sensación de frío es persistente, podrías estar sufriendo una deficiencia nutricional.

Cuando tu cuerpo no tiene los nutrientes que necesita, puede ser incapaz de regular la temperatura de manera adecuada. Por ejemplo, ciertas vitaminas y minerales juegan un papel crucial en la producción de calor, la formación de glóbulos rojos y el transporte de oxígeno. Veamos cuáles pueden ser las más importantes en este proceso.

Vitamina B12: clave para la producción de glóbulos rojos

La vitamina B12 es una de las principales candidatas cuando se habla de deficiencias que causan frío. Esta vitamina es esencial para la producción de glóbulos rojos, que son los responsables de transportar oxígeno a través del cuerpo. Cuando hay una deficiencia de vitamina B12, tu cuerpo no produce suficientes glóbulos rojos o estos no son tan eficientes como deberían, lo que puede hacer que te sientas más frío.

Además, la vitamina B12 también está relacionada con la salud del sistema nervioso, lo que significa que una deficiencia puede afectar la forma en que tu cuerpo procesa las señales de temperatura. Algunas fuentes ricas en vitamina B12 son las carnes, el pescado, los lácteos y los huevos, por lo que si sigues una dieta vegana o vegetariana, es posible que tengas que considerar suplementos.

Vitamina D: más que sol, una aliada contra el frío

La vitamina D es conocida por su importancia en la salud ósea, pero también puede influir en cómo regulamos nuestra temperatura corporal. Las personas con deficiencia de vitamina D pueden sentir más frío de lo habitual, especialmente durante los meses de invierno, cuando la exposición al sol es menor y los niveles de esta vitamina disminuyen.

Una deficiencia de vitamina D puede afectar al sistema inmunológico y al metabolismo, reduciendo la capacidad de tu cuerpo para mantener su temperatura interna. Para obtener vitamina D, es crucial la exposición al sol, aunque también puedes encontrarla en alimentos como pescados grasos, huevos y alimentos fortificados.

Hierro y vitamina C: una combinación que te ayuda a combatir el frío

Aunque no es una vitamina, el hierro merece una mención especial en esta lista. Al igual que la vitamina B12, el hierro es esencial para la producción de glóbulos rojos y para el transporte de oxígeno en el cuerpo. Una deficiencia de hierro puede llevar a la anemia, una condición en la que tu cuerpo no tiene suficientes glóbulos rojos saludables. Las personas con anemia suelen sentir frío, cansancio y debilidad.

El hierro se encuentra en carnes rojas, legumbres, espinacas y cereales fortificados. Para mejorar su absorción, es recomendable consumirlo junto con alimentos ricos en vitamina C.

La vitamina C es conocida por su capacidad para fortalecer el sistema inmunológico, pero también juega un papel importante en la absorción del hierro. Si tienes una deficiencia de vitamina C, aunque consumas suficiente hierro, tu cuerpo no lo absorberá de manera eficiente. Esto puede llevar a una deficiencia de hierro y, por tanto, a la sensación de frío.

La vitamina C también ayuda a mejorar la circulación sanguínea, lo que puede influir en la temperatura corporal. Puedes encontrar esta vitamina en frutas cítricas, fresas, kiwis, pimientos y tomates.

Vitamina E: protege tu sistema circulatorio

La vitamina E es un antioxidante que protege las células del daño. También ayuda a mejorar la circulación sanguínea, lo que es fundamental para mantener la temperatura corporal adecuada. Una mala circulación puede ser una de las razones por las cuales algunas personas sienten frío en las manos y los pies, aunque el resto del cuerpo esté caliente.

Si bien una deficiencia grave de vitamina E es rara, las personas con problemas de absorción de grasas o trastornos digestivos podrían tener bajos niveles de esta vitamina. Las nueces, semillas, aceites vegetales y las verduras de hoja verde son buenas fuentes de vitamina E.

La clave: una buena alimentación

Sentir frío de manera constante puede ser un indicio de que algo no está bien en tu cuerpo. Las deficiencias de vitaminas, en particular de la vitamina B12, D y hierro, son causas comunes de esta sensación. La buena noticia es que, con una dieta saludable y equilibrada y atención a tus niveles de nutrientes, puedes ayudar a tu cuerpo a regular mejor su temperatura y mantenerte más cálido durante todo el año.

Recuerda que, ante cualquier duda sobre tu salud, siempre es recomendable consultar a un profesional para obtener un diagnóstico preciso y un tratamiento adecuado.