¿Te has preguntado alguna vez de qué están hechas las latas de refresco? Sabemos que las latas están compuestas principalmente de aluminio. Los compuestos de aluminio forman el 8% de la corteza terrestre y la materia prima a partir de la cual se extrae es la bauxita. Sin embargo este es uno de los metales más costosos en obtener, tanto en términos económicos como energéticos, lo que explica que parte muy importante de la producción mundial es producto del reciclaje.

Y es que, afortunadamente, el aluminio es un material 100% reciclable

que además no presenta merma de sus cualidades físicas como consecuencia de este proceso.

Latas de refresco, paradigma de la economía circular

Las latas se pueden usar para fabricar aluminio refinado y o para fabricar nuevas latas. Es sorprendente el poco tiempo que pasa desde que una lata vacía llega al contenedor amarillo hasta que vuelve a llegar a tu vida en forma de nueva lata u otro producto metálico: tan solo 60 días.

Aunque estamos acostumbrados a verlas en nuestro entorno y a beneficiarnos de su utilidad sin concederles demasiada importancia, lo cierto es que las latas de refresco son un alarde de ingeniería y representan una auténtica una historia de superación.

Curiosamente, además, en sus 85 años de existencia como producto comercial, las latas han sido el paradigma de la Economía Circular. Desde su aparición en 1935, no han hecho otra cosa que reducir el consumo de materias primas y energía para su fabricación y actualmente son los envases más reciclados en todo el mundo.

Por ello, las latas de refrescos son, a pesar de las críticas de sus detractores, una de las mejores opciones para envasar todo tipo de bebidas, más allá de su utilización tradicional en los sectores de refrescos y cervezas.

Latas, la mejor opción para el envase de bebidas

La lata es el envase que posee mayor estanqueidad, ya que el metal constituye una barrera perfecta. Por eso las bebidas duran más en lata y tienen la fecha de consumo preferente más lejana.

Muchos otros envases destinados a bebidas no son absolutamente estancos y la entrada de oxígeno hace que parte de las propiedades de estas se pierdan.

Por otro lado, el metal, a diferencia del plástico y el vidrio, es absolutamente opaco, lo que evita que las bebidas se deterioren por la acción de la luz.

Además, las actuales latas de refresco son muy ligeras. La típica lata de aluminio de 330 ml pesa poco más de 12 gr. Es uno de los envases que más ha reducido su peso gracias a los avances tecnológicos. Las primeras eran de acero y pesaban algo más de 100gr, y las que se utilizaban en la década de los 60, ya de aluminio, entorno a los 80 gr.

La latas están diseñadas para que se puedan apilar de manera óptima: la base de una lata encaja perfectamente sobre la tapa de la lata que tiene debajo. Además, por su forma, un cilindro perfecto, necesitan menos espacio de almacenamiento y transporte, menos que en cualquier otro tipo de envase de la misma capacidad. De todo el peso transportado más del 90% es de bebida.

También son los envases que se enfrían más rápidamente en tu nevera, gracias a que el metal es mejor conductor térmico que el vidrio o el plástico. Enfriar una bebida en lata requiere menos energía que cualquier otra opción.

Tareca, vending que te hace feliz